Terror primordial
Lunes 16 de febrero de 2009, por El Clérigo Urbatain
Lo que viene a continuación es un análisis en profundidad de "En una noche de invierno apareció el trapero cantando bajo tu ventana" por el autor Expío. No deberías leer sin haber antes jugado esta historia. Ve y hazlo, sólo dura cinco latidos de corazón.
"Interesante aproximación al hombre de arena", decía Santiago Eximeno, que él de terror sabe un rato. Y efectivamente, el trapero es una encarnación del tipo de monstruo más habitual en la fantasía popular: el hombre del saco, sandman, el hada malvada que pactó con los reyes para que la estéril reina pudiese engendrar un hijo (que luego reclamaría al tiempo), duendes, el rey goblin, Jeeper Creepers (el monstruo de la peli), hados, faunos. Todos ellos, con un pacto bajo el brazo, son igual al ser que más suele aparecer por este tipo historias: El Diablo, que pacta con sus víctimas a cambio de su alma.
En este caso una mujer que en su juventud pecaminosa anduvo con fuerzas paganas a las que es mejor dar de lado. Hizo un pacto con El Trapero, un ser hecho de retales, una abominación de cabeza de maniquí y diez caras, una en cada dedo, para poder tener fortuna, buen marido e hijo precioso. Pasados cinco veces cinco años (¿25 años?, ¿un poco tarde para tener hijos para la época? ¿Quizás se fuerza demasiado el ritmo de las reglas del Trapero?), el engendro pasaría cantando bajo tu ventana a reclamar el pago de la deuda contraída, que, presumiblemente, permitirá al Trapero prolongar su aberrante existencia; en este caso, reclama el amor de una madre. Ahí es donde aparece el terror primigenio: atenta justo contra el sentido de protección de los padres para con los hijos. El Trapero en realidad amenaza con llevárselo todo; pero la presencia del bebé y la amenaza del Trapero cerca de él, hace que de la sensación que lo que está el juego es únicamente el bebé, lo único que realmente importa. Quizás sea un tipo de terror que sólo afecte a quien tenga desarrollado el sentido paternal, a quien tenga hijos, no lo sé, pero a mi me asusta hasta los huesos.
La literatura es... es prosa poética. Está realmente bien escrita para ser una rápida, con palabras medidas sin llegar a ser tan gótica como la Hija del Relojero. Rica en descripciones pero sin sobrecargar. Además, como el Trapero habla siempre con rimas, se encarga de completar el tono poético de la obra. Sus palabras (las de Expío, no el Trapero) evocan principios del siglo 20 o finales del 19, en un ambiente de pueblo o rural, un mundo donde la magia aún era posible.
Hay un tema que me interesa sobremanera, y que ésta obra del Trapero integra a la perfección dentro de la historia, esto es: los elementos del juego están perfectamente integrados en el mundo e historia del juego (tema que ya he tratado en mi blog, aquí). El trapero no es más que un acertijo con contrarreloj, se nos dan cinco turnos (cinco latidos de tu corazón) para averiguar que necesita el Trapero para poder sellar el pacto y que no se nos lleve nuestra felicidad con él (el hijo, el dinero, la casa, el marido). Ésta cuenta atrás la dicta el propio Trapero en forma de rimas:
«-Uno era el astro rey.
Dos los habitantes del paraíso.
Tres eran los reyes portadores de regalos...
Cuatro las desdichas que marcarán el final del reinado hombre.
Y cinco son los rostros que mi mano derecha ha engendrado.»
Está integrado perfectamente en la historia, de la mano (nunca mejor dicho), del personaje principal, hilado de forma magistral y sencilla.
Por otro lado El Trapero representa lo que para mi es la Ficción Interactiva perfecta, esto es, todos los elementos de la historia están integrados DENTRO de las acciones del jugador. Para mi, la aventura perfecta comienza con un prompt y termina tras un prompt. Para mi, las intros y escenas no interactivas no son más que un fracaso ante la tarea de modelar historias interactivas. Para mi, la historia debe de estar modelada en el juego, accesible a través de acciones, no contada directamente (evidentemente esto es un ideal, una utopía, que ni pido ni consiguió dentro de la Ficción Interactiva, pero trataré de acercarme a ella). La obra de Expío logra este propósito, por ejemplo, los temas de la rapidocomp sólo se pueden descubrir examinando el entorno; el aspecto siniestro del Trapero sólo será revelado si el jugador es lo suficientemente morboso para examinarle en esos cinco latidos de terror. Hubiese sido más fácil incluir todo en una intro, o en la descripción de la localidad, pero no, los detalles aparecen bajo la atenta mirada del personaje jugador, y no antes. Evidentemente esto es fácil de realizar en una historia tan corta, pero eso no quita que el resultado me encante.
Los temas de la rapidocomp si bien no forman parte del cuento (y se podrían prescindir de ellos fácilmente) añaden ambientación al escenario, la Grylloblatta no es más que un detalle más en la siniestra vestimenta del Trapero, y el libro sobre el hijo del hombre por Giovanni Lanfranco, embauca al jugador haciéndole creer que quizás haya salvación dentro de su sabiduría, que haya final feliz, aunque realmente no sea así.
En definitiva, "En una noche de invierno apareció el trapero cantando bajo tu ventana" es una obra de concepción perfecta que sólo necesita una breve revisión para pasarle un corrector ortográfico; eliminar de una vez por todas toda banda sonora en las obras de Expío (no se da cuenta, pero su prosa ya es música, no necesita añadidos multimedia; dudo además que su inclusión sea legal, y sencillamente no está a la altura del relato); y darle unos toques de correción formal, ya que al término del cuento nos suelta un torpe y fuera de lugar *** Has Ganado ***. Por lo demás es un cuento corto perfecto, lo mejor que ha escrito Expío, en mi opinión, hasta la fecha, y encima para una RapidoComp. Realmente este autor es impresionante: ya sorprendió con su debut con la densidad elegante de la Hija del Relojero (logrando que casi ignorásemos parser pobre de Adrift, la frescura y originalidad de las aventuras de Bola 8, y ahora terror primigenio con El Trapero. Parece que una y otra vez tiene el listón muy alto, pero siempre se las apaña para superarlo. ¿Con qué nos sorprenderá la próxima vez?